Según explicó el ministro de Hacienda, Germán Ávila, la intención es mantener la política de incrementos reales, es decir, que el aumento esté por encima del índice de inflación anual. Esto, según el funcionario, ha demostrado tener un impacto positivo en la reducción de la pobreza, al mismo tiempo que fortalece el poder adquisitivo de los trabajadores.
Ávila también fue enfático en decir que estos incrementos no han generado efectos negativos en la economía, como aumentos en el desempleo o en la inflación, tal como lo habían advertido algunos analistas en años anteriores. Por el contrario, resaltó que el aumento del salario mínimo ha sido una herramienta clave para dinamizar la economía, mejorar la distribución del ingreso y generar mayor bienestar social.
Actualmente, el salario mínimo en Colombia está en $1.423.500, tras haber aumentado un 9,54 % para este 2025. Para el próximo año, las proyecciones oficiales estiman una inflación cercana al 4,5 % y un crecimiento en la productividad de aproximadamente 2,6 %. Con base en esos datos, el incremento para 2026 podría estar entre el 6,5 % y el 7 %. Eso significaría que el nuevo salario mínimo rondaría entre los $1.515.000 y los $1.522.000.
Todo dependerá de las discusiones que se darán en diciembre entre el Gobierno, los empresarios y los sindicatos en la Comisión de Concertación Laboral. En caso de no haber acuerdo, el Ejecutivo podrá establecer el aumento de forma unilateral.
Este anuncio se da en un contexto económico más estable. La inflación ha caído significativamente desde el inicio del actual Gobierno, pasando de un 10,8 % en 2022 a 4,82 % en 2024. Además, el crecimiento económico fue del 2,7 % en el último año, lo que el Gobierno atribuye, en parte, al efecto positivo del aumento del salario mínimo sobre el consumo y la actividad económica.
